Inteligencia Dame el Nombre Exacto de la Mejor Agua Del Mundo

Con licencia del poeta Juan Ramón Jiménez y su peculiar grafía para que con su palabra vayan los olvidadizos a las cosas, vaya ésta a la busca de la que probablemente pronto se convertirá en la mejor agua del mundo, la Alzola Basque Water, que filtrada en el imponente macizo de Izarraitz del municipio del Elgoibar, emerge desde una profundidad de setecientos metros a presión y caudal constantes y temperatura de 29º C.

El Parlamento Europeo ya la ha declarado mejor agua de Europa, pero al equipo que gestiona el manantial y muy especialmente a su embajadora, Ana Isabel Escriche, viajera, escritora, fotógrafa, responsable de la web de viajes Planeta Dunia, alambicada mezcla de flapper del siglo XXI, con su característico corte capilar bob cut, y muñeca de infancia del noi del Poble Sec, gloria vestida de tul, mirada lejana y azul, tal alta distinción solo le parece un hito más en el camino que al andar les ha de llevar a la meta de mejor agua del mundo mundial. Nada menos.

Partiendo de las tres premisas que de partida se exigen, agua de calidad contrastada y cumplimento de importantes labores sociales y medioambientales, Alzola Basque Water, pugna por conseguir que su agua, que durante alrededor de dos décadas recorre los filtros del Izarraitz sin que nada de lo mucho indeseable del Antropoceno Cuaternario la perturbe lo más mínimo, se alce con el título de la mejor de la mejor, de la mejor la superior, a escala planetaria.

Saben lo que hacen y lo hacen, como Bernardus Carnotensis, a hombros de gigantes de buena parte de la inteligencia española de los siglos XIX y XX, que bebió las aguas minero-medicinales del viejo balneario de Alzola. De esa inteligencia queda memoria en las figuras de Luis Coloma, el escritor jesuita que allí empezó a redactar la peripecia de un ratón instalado con su familia en una caja de galletas de la madrileña Confitería Prats, para solaz y regocijo del rey Bubi I, quien con el tiempo se convertiría en Alfonso XIII; o de Carmen Martín Gaite, que en El balneario enfrenta a su señorita Matilde en comunicaciones extraordinarias y normales, para, finalmente, dejar su mensaje pendiente, roto sobre los abismos.

De ese reservorio de inteligencia balneario-alzolana también queda el recuerdo de Práxedes Mariano Mateo Sagasta, uno de los ejes sobre los que pivotó el periodo político conocido como “turnismo”, quien abandonó este valle de lágrimas como consecuencia de una bronconeumonía senil complicada con una insuficiencia tricúspide, mientras que el otro, Antonio Cánovas del Castillo, dejaría el mundo en el balneario de Santa Águeda de Mondragón, tras recibir tres balazos del revolver British Bulldog calibre 11,17 mm. de la firma Webley&Son manejado por el tipógrafo anarquista Michele Angiolillo. Y conste y quede claro que relacionar aguas y balnearios distintos con muertes dispares no deja de ser ramería del espíritu, pero que es lo que fue, aunque en nada venga al caso de lo que hoy es noticia: que Alzola Basque Water está en la carrera para cruzar en cabeza la línea de la prueba de mejor agua del mundo.