6974 recetas de cocina   |   17425 noticias de gastronomia   |   580 autores   |   21 empresas



La Aventura Madrileña de Casanova, Gastronomía Y Pecado Mortal



share by WhatsApp

Miguel Ángel Almodóvar
Investigador y divulgador en ciencia nutricional y gastronomía

El caballero veneciano Giacomo Girolano Casanova, escritor, bibliotecario, diplomático y agente secreto, ganó en su tiempo cuantiosa fama de seductor gracias a las numerosísimas aventuras y lances amorosos que se le atribuían y que él mismo se encargaba de magnificar, al punto de que su apellido ha pasado a la historia y al lenguaje popular como adjetivo que define a los varones capaces de rendir la voluntad de las damas, abocándolas al lecho y al grato conocimiento bíblico. Junto a esa capacidad para la conquista galante, Casanova es conocido en el imaginario colectivo como un refinado gourmet y un gran especialista en dietética afrodisiaca. Se le supone inventor de un vinagre especial para sazonar huevos duros y anchoas, fue reputado amante de productos tan exóticos como las setas de Génova o el paté blanco del Ródano, y apóstol de algunos excitantes y favorecedores de los placeres de Venus, como el chocolate espumoso, las trufas, las ostras, el champagne y el marrasquino, licor dálmata-italiano a base de cerezas marrascas, azúcar almendras y miel.




Con todo, a lo largo de los miles de páginas de memorias que conforman los dos voluminosos tomos de su Histoire de ma vie, sólo hay una referencia concreta y específica a un plato que verdaderamente le entusiasmara y ese fue bocado que probó en la capital de la España de Carlos III.

Casanova llegó a Madrid en 1767, tras ser expulsado de Austria y Francia, y en la Villa disfrutó y no tanto de dos residencias: la cárcel del Buen Retiro, a donde fueron a dar sus huesos tras torticera denuncia por posesión de armas de fuego, y, ya las cosas más calmadas, la Fonda de la Cruz en la calle de la Cruz, cercana a la calle del Rosal, que sería engullida por la Gran Vía a principios del siglo XX, donde se erguía la Casa del Pecado Mortal, un desairado inmueble propiedad de la Santa y Real Hermandad de María Santísima de la Esperanza y el Santo Zelo en la Salvación de las Almas, que servía de acogida y refugio para jóvenes descarriadas de vida disoluta, entre las que el impenitente seductor parece que encontró a la misteriosa “dama duende” que menciona en sus escritos.



Volviendo al plato madrileño que deslumbra al aventurero y que cita alborozado en sus memorias, este no es otro que las criadillas o turmas de toro y de cordero, testículos de ambos rumiantes que él conocía en receta francesa à la crèmeo en fricasé, y que en Los Madriles preparaban entonces con un simple pero muy resultón rebozado. Con el buen gusto de aquel bocado y tras haberse hecho bastante impertinente a la Corte por sus denuestos contra el imperante clericalismo y las mordaces críticas a la Repoblación de Sierra Morena pergeñada por Pablo de Olavide, marchó a Barcelona, donde pasaría 42 días en la cárcel por un amoroso affairecon la esposa del Capitán General del ejército en la zona. Corría el año de gracia de 1768 y aún le quedaban tres décadas de desaforamiento vital y sonadas cuchipandas.





  0 COMENTARIOS




SÍGUENOS
          
SUBSCRÍBETE





AFUEGOLENTO EMPLEO

AUTOR DESTACADO

   

Pedro Manuel Collado Cruz

La cocina para mi es producto bien tratado sin enmascarar sus sabores, cocina de verdad de antaño con un toque diferente

2 recetas publicadas

Ver blog del autor














Desde 1996, el magazine gastronómico en internet.


© 1996 - 2024. 29 años. Todos los derechos reservados.
SUBSCRÍBETE

Recibe las novedades de A Fuego Lento


SÍGUENOS