Las cocinas al igual que a las personas les encanta viajar, los viajes son sinónimos de aprendizaje, experiencias y cosas nuevas, la cocina desde sus inicios se ha beneficiado de los viajes, los cuales le han hecho grandísimos aportes, es más sin los viajes la cocina que tenemos hoy en día no se nos hiciera familiar.
Para no irnos a la historia antigua, a fechas que datan a miles de años atrás, miremos un hecho que todos conocemos, un tema de historia básica que aprendimos en nuestros colegios y del cual somos producto hoy en día. El descubrimiento de América, por allá en el año 1492 unos exploradores europeos, buscando nuevas rutas para conseguir condimentos y especias a precios más económicos, se toparon con todo un nuevo mundo, un mundo lleno de vegetación, riquezas, grupos humanos, ríos, cadenas montañosas, entre otras muchas cosas, dándose con este encuentro una revolución gastronómica.
Si pensamos en productos que hoy en día son famosos en las gastronomías internacionales, seguramente identificamos el chocolate belga, los ajíes o chiles propios de los curris del Sudeste asiático, las papas en tan diversas preparaciones, etc. Todos esos productos hace menos de 600 años no eran conocidos fuera de los confines de lo que hoy entendemos como el continente americano.
Así como tampoco la caña de azúcar, el ganado vacuno y productos derivados de este como la carne, la leche y los lácteos estaban disponibles en América.
Gracias a los viajes de exploradores y el transporte de productos de un lado a otro fue posible que a Colombia llegara el café y se convirtiera en parte de la cultura nacional, a Argentina la vid, a Italia el tomate, a Inglaterra el té, entre otros muchos ejemplos, los que nos dejan ver la importancia de los intercambios culturales dentro de la gastronomía, probando que así como al hombre el viajar le enriquece culturalmente, la cocina con los viajes se enriquece en sabores.