Hoy, (Domingo de Ramos), he tenido la inmensa satisfacción de inaugurar esta Semana Santa de 2025 deleitándome con una exquisita torrija, uno de los santos y señas de la repostería “semanasantera” de la Isla en particular, y del resto de Andalucía en general.
Porque, como afirmo en mi artículo publicado en San Fernando Información, la torrija es mucho más que un simple bocado: es historia viva, dulce y generosa. Esta obra de arte comestible que he tenido el placer de disfrutar en este día ha sido elaborada por mi querida y buena amiga Mari Carmen Rodríguez, esposa de mí también querido y gran amigo Diego Montero, más conocido popular y cariñosamente como "Yeyo" —nombre con el que bautizaron el complejo hotelero en San Fernando (Celebraciones Yeyo) que fundaron juntos hace muchos años y que ahora dirige magistralmente el hijo de ambos, Diego Montero Rodríguez y sus hermanos—.
La exquisitez de la que hablo fue preparada de dos maneras: una variedad tradicional con miel y otra innovadora con zumo de naranja, ambas dignas de aplauso, como no dudé en hacer cuando las probé. No solo destacaban por su delicioso sabor, sino también por una serie de factores que me llevaron a calificarlas como torrijas sublimes: su textura perfecta, el equilibrio en el punto de dulzor, la justa fritura, una presentación impecable y el grado exacto de impregnación, tanto de miel como de zumo de naranja, entre otros detalles que denotaban un mimo absoluto en su preparación. Y es que Mari Carmen es una apasionada de los fogones. No solo lo demuestra con estas torrijas, sino también con muchas otras exquisiteces que elabora, de las que soy testigo, dejando patente su talento y su dedicación en el maravilloso mundo de la cocina y de la repostería tradicional.
Así que, querida Mari Carmen, muchísimas gracias por mantener viva la tradición de nuestra cultura repostera, por el amor que viertes en cada creación culinaria, y enhorabuena por esta auténtica obra maestra que son tus torrijas.