Aunque ya conocía de referencia al equipo de Alevante —¿quién no ha oído hablar de este maravilloso grupo que tanto está aportando a la gastronomía de nuestra tierra?—, hasta hoy no había tenido el placer de conocerlos en persona. Ha sido una ocasión especial: un encuentro con todo el fantástico equipo que da vida a este restaurante, dirigido por el gran Ángel León, ubicado en el emblemático Palacio Sancti Petri Gran Meliá.
Alevante no solo ha sido reconocido con dos estrellas Michelin, sino que todo apunta a que esta lluvia estelar seguirá iluminando su camino. Con motivo de este reconocimiento, el equipo al completo fue homenajeado en las Bodegas Manuel Aragón de Chiclana, gracias a la generosa invitación de su gerente, Sebastián Aragón —más conocido como Chano—, un hombre entrañable y apasionado del vino, con quien me une una profunda amistad.
Tuve el honor de estar presente en este evento tan especial, celebrado en el encantador porche de la bodega, rodeado de viñedos y con la brisa marina acariciando el ambiente. Allí, entre el aroma de las cepas y el sabor delicado de los vinos, se vivió una jornada inolvidable.
Los vinos de la Bodega Manuel Aragón gozan de gran prestigio a nivel nacional e internacional, avalados por críticos como Robert Parker y la Guía Peñín, que han otorgado sus máximas puntuaciones a varios de sus caldos. No es de extrañar, entonces, que cada copa servida fuera una experiencia sensorial única.
La celebración estuvo acompañada por una selección de exquisitas viandas elaboradas por el reconocido carnicero Castilla, quien nos deleitó con morcilla, butifarra, chicharrones y, como colofón, un impresionante cordero asado al estilo tradicional.
Sin embargo, más allá de los reconocimientos, la comida o el vino, lo que verdaderamente me marcó fue la calidad humana del equipo de Alevante. Jóvenes profesionales, con una asombrosa experiencia pese a su edad, encabezados por el chef Cristian Rodríguez y el maître Ricardo García. Cocineros, camareros y sumilleres que, con esmero, cariño y profesionalidad, hacen de cada servicio una obra de arte culinaria.
Durante el acto, Chano Aragón entregó un diploma de agradecimiento al chef y al jefe de sala, en nombre de la bodega, como muestra del respeto y admiración hacia este grupo que está elevando la gastronomía gaditana a lo más alto.
Una jornada maravillosa que guardaré con cariño en mi memoria, no solo por lo vivido, sino por haber compartido el día con estos grandes profesionales que hacen que la cocina de nuestra tierra brille con luz propia.